El sistema inmune es el encargado de protegernos frente a la entrada de virus y patógenos al organismo, y en el caso de que ya se haya producido la infección, de combatirlos. Por ello es importante un sistema inmune fuerte, sobre todo en tiempos de pandemia.
El sistema inmune de cada individuo, depende en gran parte de factores genéticos, pero existen otros factores que pueden ser modificados mediante cambios en el estilo de vida, que son determinantes en la funcionalidad de nuestro sistema inmunitario.
Hábitos como el tabaquismo, el consumo de alcohol (incluso en pequeñas cantidades), la ingesta de harinas y grasas refinadas, productos ultraprocesados y azúcares, destruyen el epitelio del intestino y modifican su microbiota, debilitando la barrera intestinal de modo que permite la entrada de patógenos. Además, otros factores como la obesidad y el estrés contribuyen a empeorar esta situación.

Pero no todo iba a ser malo, también podemos intervenir para evitar que el sistema inmune se debilite e incluso podemos fortalecerlo. Estudios han revelado, que las vitaminas A, D, C y del grupo B, y minerales como el zinc, el selenio y el hierro, contribuyen a un óptimo funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

Para conseguir un correcto aporte de todos estos nutrientes bastará con llevar a una dieta que incluya todos los grupos de alimentos. En el caso de la vitamina D, no será suficiente con la dieta, por lo serán necesario pequeños tiempos de exposición solar, practicar deporte al aire libre puede ser un buen método.
Juntando toda esta información podemos concluir en una serie de consejos que harán que nuestra dieta sea saludable y adecuada para mantener nuestro sistema inmune fuerte:
- Abundancia en alimentos vegetales como frutas, hortalizas, verduras, legumbres, tubérculos y frutos secos.
- Emplear aceite de oliva virgen (o virgen extra) para cocinar y para aliños, en lugar de otro tipo de aceites refinados.
- Reducir el consumo de productos de origen animal, en especial de carnes rojas y derivados cárnicos.
- Preferencia por un tipo de alimentos mínimamente procesados.
- Acompañar las comidas con agua en lugar de zumos, refrescos o alcohol.
- Limitar el consumo de harinas refinadas y azúcar.
Vamos a cambiar el chip de que los catarros se curan con zumos de naranja o tomando miel todos los días y vamos a hacer las cosas bien.